Iván Mauricio Cárdenas, subdirector de Enfermedades Transmisibles, explicó cuál es el objetivo con la adquisición de maquinarias para e...
Iván Mauricio Cárdenas, subdirector de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, indicó que esta adquisición es con el fin de fortalecer y mejorar las condiciones técnicas para la aplicación de insecticidas residuales, de uso en salud pública, para el control de las enfermedades transmitidas por vectores en el país.
"Se trata de 166 equipos, que llegaron al país y serán distribuidos a las entidades territoriales de salud para garantizar la cobertura, la oportunidad y eficacia de las intervenciones químicas", aseguró.
Asimismo, destacó que el Programa de Promoción, Prevención y Control de vectores requiere de la desconcentración de talento humano operativo con sus respectivos equipos y máquinas para el control de los vectores, con cubrimiento en lo local.
"Es importante resaltar que los equipos existentes no son suficientes para atender la demanda ni todos se encuentran en condiciones óptimas para garantizar aplicaciones de insecticidas de calidad; además de que este tipo de inversión no se realizaba desde 2012, cuando se adquirieron Aspersores portátiles de espalda a motor ULV en frío para el control del dengue", agregó el subdirector.
De igual manera, Cárdenas explicó que el rociamiento residual intradomiciliario (RRI) consiste en la aplicación de insecticidas de larga duración con acción residual en las superficies en las que pueden reposar los vectores de malaria, enfermedad de Chagas y leishmaniasis, tales como las paredes internas, aleros y techos de las casas u otras estructuras (entre ellas las que albergan animales domésticos), en las cuales los mencionados vectores puedan entrar en contacto con el insecticida.
"La aplicación de estos insecticidas se realiza con bombas de aspersión manual. Cuando se lleva a cabo correctamente, el RRI es una intervención potente para reducir rápidamente la densidad de Anopheles spp. y Luzomyias spp. (vectores adultos de malaria y leishmaniasis respectivamente) y adultos y estadios ninfales de Triatominos (vectores de chagas) y, por consiguiente, para reducir la transmisión de estas enfermedades", precisó Cárdenas.
En el mismo sentido, manifestó que la efectividad del RRI como intervención para controlar la malaria y leishmaniasis radica en el hecho de que estos vectores en su fase adulta son endófilos. Es decir, cuando buscan sangre para ingerir entran en las viviendas humanas o los abrigos de animales, donde reposan en las paredes, techos u otras superficies interiores antes o después de alimentarse de su sangre.
"Cuando el vector entra en contacto con una superficie rociada, absorbe una dosis letal de insecticida, con la consiguiente reducción de su período de vida. Esto da lugar a una reducción progresiva de la densidad y longevidad del vector", añadió el subdirector.Por otra parte, para el control de los vectores de enfermedad de Chagas, dado el comportamiento de algunas especies de triatominos que lograron establecerse exitosamente dentro de la vivienda humana, formando colonias domiciliarias, y por lo tanto, favoreciendo la transmisión de Trypanosoma cruzi a humanos; para la eliminación de estas especies domiciliadas, la estrategia de control recomendada es el rociamiento residual intradomiciliario RRI, con coberturas del 100 % de las viviendas infestadas (intra y peri domicilio) por localidad, con aspersiones en paredes internas, externas y techos de las viviendas y en todo posible sitio de reposo de triatominos adultos o las ninfas.
"Se requiere que los equipos con los que se aplican los insecticidas de acción residual como piretroides y organofosforados, adquiridos por compras centralizadas por el Ministerio, sean suficientes y se encuentren en óptimas condiciones para que las aplicaciones se realicen con oportunidad y calidad", reseñó Cárdenas.
Y agregó que dados los antecedentes de resistencia a insecticidas de Ades aegypti a piretroides, este tipo de equipos no se están utilizando para el control del dengue en Colombia; sin embargo, no se descarta que más adelante se puedan utilizar, para lo cual se realiza un monitoreo anual de la resistencia a insecticidas.
Por último, el subdirector insistió en la necesidad de que todos debemos propender para garantizar entornos libres de mosquitos y triatominos y junto con las secretarías de Salud, aprender a identificar los riesgos para las enfermedades transmitidas por vectores y las medidas preventivas.
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